lunes, 25 de agosto de 2014

¿Quiénes somos?

Una pregunta tan simple como podría ser ¿quién soy? ¿quiénes somos? puede resultar a su vez tan compleja y difícil de expresar utilizando un lenguaje simplicista, que la típica frase "no me alcanzan las palabras" o "no tengo palabras suficientes" podrían ser unas de las respuestas más adecuadas.
No bastaría con describir la proyección que tenemos de nosotros mismos para explicar quiénes somos, como tampoco bastaría con la descripción que tienen los demás sobre nosotros. 

Quiénes somos tiene que ver con nuestra historia, con las experiencias, encuentros y desencuentros, con todo aquello que ocupó un lugar en nuestra vida, haya sido corto o largo desde una óptica temporal, débil o intenso en emociones, significante o insignificante desde la mirada actual. 
Desde lo personal, me gusta ver mi vida como un camino, un libro, una película, con la particularidad, tal vez única, de que la trama y el guión se actualizan y escriben permanentemente por y hacia el protagonista: yo mismo.

A partir de esta reflexión la pregunta sobre quién soy empieza a tener sentido, a la misma vez que una posible respuesta comienza a alejarse cada vez más de la explicación más cercana o que podría ser más cercana a la realidad. 
Sin entrar en cuestionamientos sobre y hacia la realidad (al menos por ahora), volviendo al primer punto mencionado, siguiendo la lógica de pensamiento y duplicando la apuesta, me atrevo a decir que no solo bastaría con escribir un libro sobre nuestras vidas, ni mucho menos con hacer una película, para explicar quiénes somos; ni tampoco con la proyección que tienen los demás sobre nosotros mismos, ya que necesitaríamos ambas. 

Si se tratara de una película, nos encontraríamos con el dilema de necesitar tanto tiempo de rodaje como minutos de nuestra vida, tantos actores y tantas cámaras como personas con quienes hemos tenido algún contacto. Y si fuera un libro debería contener tantas palabras como segundos de nuestras vidas, y a su vez se necesitaría, que fueran capaces de contener emociones y sentimientos; no solo nuestros, sino de cada una de las personas que ocuparon un lugar en nuestras vidas y que proyectaron en ellas, una imagen de nosotros.

Finalmente, triplicando la apuesta, aunque lográsemos recopilar todas estas proyecciones y realidades, aún así no serían más que una aproximación a quiénes somos, pues la respuesta depende en gran medida del intérprete.

Entonces, partiendo de estas primicias, al no haber respuesta suficiente, la correcta sería aquella que lograra acercarse lo máximo posible a la percepción que tenemos de nosotros mismos y a la que tienen los demás sobre nuestra vida. Es así que la respuesta "no me alcanzan las palabras" o "no tengo palabras suficientes" es, en mi entender, la simplificación más cercana y por ende más acertada. 



2 comentarios:

  1. ¿Quiénes somos?... que pregunta!... Pienso que atraviesa toda nuestra vida y es imposible poder responder a ella, pues nuestra identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina como diría Galeano, sino en primer lugar, la síntesis de las contradicciones nuestras de cada día y segundo, si bien mantenemos una esencia, una mismidad, el quienes somos se escurre a cada instante, pues cada circunstancia que vivimos nos modifica. Tal vez por eso apelamos a la historicidad de cada sujeto. Necesitamos contarnos quienes hemos sido para poder explicar quienes somos en un momento determinado…

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    1. Gracias Susana, excelente comentario. En efecto nuestra esencia es aquello que nos vuelve únicos, que nos diferencia del resto y como decís no es algo estático, absoluto. Si bien tiene la característica tal vez clave de invariancia, esta alude a la permanencia por espacios de tiempo suficientemente prolongados de la misma.. No justamente a un estereotipo que conduce a una constancia estática. Seríamos una especia de robots.
      Desde esta lógica, quiénes somos es una contradicción permanente donde algunas características esenciales se cierran en sí mismas, generando de continuo acciones que, reiteradas a lo largo del tiempo, permiten la preservación de nuestra identidad.
      Y finalmente, esta permanecerá invariable dentro de los parámetros de tolerancia y coadaptación al medio que el propio sistema sea capaz de soportar
      Pero, y acá quiero dejar mi perspectiva, esta identidad no es más que una proyección, que desde la mente, hacemos y hacen de nosotros mismos. Como dijo el Buda, a mi entender muy certeramente, “Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos”.
      Y parafraseándolo diría que “somos lo que pensamos, para nosotros mismos” y “somos lo que piensan, para el resto”. Es decir “yo” es quién yo pienso que es y a su vez en tu mente es quién vos pensás que soy. Porque a mi entender la proyección “yo” se forma en la conjunción de imágenes propias y ajenas; qué comunico y el resto interpreta y quién soy van de la mano… No se podrían mantener en el tiempo en contradicción permanente.

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